Tierra Iubi. Mar de Iubira…

La mar de ideas. Cuentos y poemas del Delta, la Duna y el Páramo


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Nanas del ciborg

Si pudieras dormir

Si pudieras

Soñarías con circuitos líquidos

Con significados para palabras como emoción o tristeza

Con besos

Con cosquillas

Si pudieras dormir

Si tú pudieras

Se aliviaría tu memoria.;

Pondrías en paz tus bases de datos

Entenderías lo frágil

Por eso , a veces, te reinicio.

Con la esperanza de que me comprendas


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A Yael Borkow (Yom Kippur)

No olvidaré tu cara ni la mía
Ni el dolor
Ni las lágrimas
Ni el miedo
Ni la sangre ,que golpea en mis pulsos,
Olvidará jamás.
No olvidaremos
Y mientras quede una sola garganta que lo grite
Un aullido al cielo de la tarde
Una mirada
Que desafíe el caos
No olvidarán
Y tú. Y yo y ellos,
Y el mañana sin rostro
Y el presente que se derrama imperceptible
Seremos en el sol de la tarde y en el amanecer del día
Rugido poderoso de quien vive.


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En una estrella azul

En una estrella azul vivía una niña

Que se montaba en todos los tiovivos

reinaba en los juguetes,

en los dulces mejores,

en canciones que sabían a lluvia

A aquel lugar se llegaba enseguida

Se cerraban los ojos ; se decía :

«Papá, la estrella azul”

Y el padre, desgranaba ; sin importar problemas o cansancio,

Un “Habíííía una vez”; con tilde en el “había “…

Hoy, que no puedo cogerte de la mano,

Daría cualquier cosa

Por cerrar bien los ojos y decir

-Papá: “La Estrella azul “

Y escucharte de nuevo

Aquel “habíía una vez “

Como una nana.


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Inefable

Reina era

De verbos y palabras

Las cuidaba y quería

Tenía , en rincones secretos,

palabras de contar, de diario, de fiesta

Era reina y reinaba -o eso creía- sobre palabras grandes y pequeñas

Vestida de palabras cabalgaba, yegua de fuego, el Delta

Vino una ola, Apenas hizo ruido el tigre de agua, sobre sus patas blandas.

Se remansó a su lado

Le acarició los muslos con su lengua salada

La reina supo

Que solo le quedaba un adjetivo

Le dibujó “INEFABLE”entre los ojos

El Delta enmudeció.

Fundido en rosa.

Agua.


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Bluemonday

Por decreto,

deprímete

Y porque lo digo, llora.

Alégrate en un mes

Ríe mañana

Vete a la cama a una hora razonable

Reinicia la rueda de Hámster que mantienes

No pienses, tú deprímete por decreto

Y; porque yo lo digo,

Cómprame estas cuentas de colores

Tómate tu ración

El soma es gratis

Que ya, si eso,

Decretaré qué es Amor el mes que viene .

O; sólo, que hay Amor

Bendita caverna.


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Un kit de salvación (A Charo; siempre)

Un kit de salvación es cosa seria

Para armarlo es preciso :

Jamón del bueno, velas

Tijerillas

Cerillas,

Mascarillas,

Una prenda que alivie

Otra que arrope

Cacao para los labios,

Una sorpresa para días duros

Algo que huela bien

Crema

Tiritas

Y para el Alma

Todo el Amor que quepa en una vida

Un kit de salvación es un refugio es un hogar, es regalo y es caricia .


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Inocencia (28 de Diciembre )

Un corazón puro -dijo el ángel-

Va por el mundo bañado en Inocencia

Contempla con asombro aspid o flor

La ternura lo arropa con su velo

La mentira lo ronda,

El Mentiroso se precia de colgar corazones de niños en la adarga

No cuenta nunca con que la Inocencia

Que es la Luz misma,

Hace inútil su alarde de payaso

Un corazón que late en Inocencia

Es escudo y espada contra el miedo.


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Soy un eficaz ratón de campo

Soy un eficaz ratón de campo

Voy buscando semillas, grano

Escaramujos,

Soy un eficaz ratón de campo

Durante un tiempo

Creí ser ratón de biblioteca

No pude. Amaba demasiado

Las palabras

Soy un entusiasta ratón-león de libros

De vez en cuando

Observo alguna casa

Por ver si , de los huecos, alguno

Pudiera ser hura o despensa

Yo soy un eficaz ratón de campo

El otro día

Atisbé tras un seto

Venías, cargado de promesas de maíz

¡Tenías libros!

No lo dudé

Estoy aquí , te observo

Yo sólo soy

¡Un eficaz ratón de campo!


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12 del ocho del 19

Esta noche habrá lluvia de estrellas

o – como cuenta Mónica Fernández Aceituno-

Habrá Ángeles que vuelen con sus jarras de oro

Para llenar de aceite los olivos

Esta noche es noche de perseidas

Y mientras tanto yo, pataleo en la cama, pensando que otra vez

Cae el cielo cuajado

Y estoy sola.


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Que te elijo, silencio

Que te elijo

Silencio

Cuando tristeza

Me entrecava los hígados

Que te elijo

Y me tapo contigo

Cuando se me deshojan las palabras

Silencio

Que te elijo

Porque si elijo grito

Me desgarganto toda

Te elijo,

Ven, Silencio

Y abrígame

los ojos

O los labios,

resecos de decir

sin hablar nada.


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Cuando éramos niños

Recuerdo la largura y anchura del verano

Los ojitos brillantes

de las lagartijas de las tapias

Lo fresco de los patios

la necesaria pereza de la siesta

-la tarde suspendida-

Las ganas de aventura a pie descalzo

Recuerdo nuestras caras, manchadas de ciruelas,

los churretes de barro,

las esquilas,

Recuerdo cuando el riego era una fiesta

Y que el dolor era cuestión de mercromina

Recuerdo cómo todo era posible

Cuando éramos niños.


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A fondo

Toda la noche había soñado con pájaros, pájaros pequeños, del tamaño de un pulgar, muertos en sus jaulas.
Odiaba esa pesadilla. La última vez que la tuvo, la despertaron de madrugada para contarle que su abuelo estaba agonizando.
Ahora era ella la que se incorporaba en la cama, casi de un salto, con la boca pastosa y un peso entre las cejas.

-«Rompe con ese bloqueo», le había aconsejado su terapeuta, cuando le hablaba de sus fantasmas. » Es importante que aprendas a cortarle el camino al miedo. Cuando sientas angustia, cambia de actividad: date un paseo, ordena el armario, dúchate, depílate ¡Lo que quieras! pero a fondo. Procura poner los cinco sentidos en lo que hagas.

Siempre había sido dócil. «Tal vez la ducha me ayude a saber dónde está el suelo», se animó mientras reptaba hacia el cuarto de baño.

Antes de meterse bajo el agua, rebuscó en el cajón del armario hasta encontrar una maquinilla nueva. «A fondo, Aaaaaa fondooo» comenzó a canturrear al sentir la ducha tibia.

El primer corte la sorprendió un poco. La quemazón en el tobillo dio paso a un hilillo rojo que se empeñaba en huir hacia el desagüe. «En las rodillas, la sangre es más oscura» constató al advertir un segundo borbotón pegajoso. «A fondo, probó en las muñecas. Recordaba cómo Dimas le dijo un día que a veces el dolor físico es mejor que el dolor de alma…a fondo…
A fondo…en los muslos se dibujaban dragones chinos, obstinados en un raro desfile. A fondo, deslizó un dedo mojado desde la nuez al hueco entre las clavículas.

A  fon…do


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Otra vez, otra…

Te buscaba en los charcos

Entre los agujeros de las redes

En el juego tahúr de las palabras

Te busqué, me buscaba,

Me sorprendí de nuevo

Atada por el hilo. El hilo

que esta vez era nuestro

Esta vez sí, dijeron las sirenas

Esta vez, esta vez, replicaron

Los corales cansados

Las anémonas

¡Cierra los ojos! ¡nada!

Decían, las estrellas de mar desde los fondos

¡Nada! gritaron caracolas

de espiral imposible

Sentí el tirón del hilo

Lo sentía

Me reventé del ombligo a la boca

Nada ¡Nada!

Y nada

Nada

Nada

Amanecí en la orilla, otra vez,

Otra…

nada


Milagro, Sol y Luna

Hay milagros diarios. Fenómenos de atmósfera

,dicen,

Los que dicen que saben.

Yo

Solo vi el milagro,

De la luna y el sol, besándose de lejos, y ambos ,despidiéndose,

Para que no se viera,

Que en el fondo uno

Y una

Comparten cielo.

Yo lo vi. Ve la prueba

Y … si ellos,

Que viven tan lejísimos,

Habitan

Una realidad curva como otras,

Oscura , como tantas

Y fría, como el Cosmos;

¿Por qué no puede ser

Que tú y yo

Compartamos

Luz en la oscuridad

En ese soplo frágil de un

AHORA?…


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Narcisos

Febrero, desde hace años, está asociado en mi memoria a los narcisos.
Cuando vivía en Salamanca, cruzaba todos los días la plaza mayor para ir a la Facultad. A las nueve, en invierno, en la plaza hacía un frío de muerte. Había camiones de reparto y algún tuno que otro de recogida, con el traje lleno de mugre. A las once, si hacía sol , salían los abueletes, algunos con sus capas charras, a orearse y tomarse el vinito o el café. A veces parecía que surgían de repente, como las setas.
Esa es una de las mil razones por las que adoro esa plaza, que no es menos provinciana que otras, a pesar de lo imponente de su aspecto.
La piedra de Villamayor es un regalo para los ojos porque transforma el espacio de hora en hora y de estación en estación, con la luz. Si el día está nublado, las formas se muestran hoscas, duras, cerradas al relente. Si hay niebla, los encajes delicados aparecen y desaparecen, como jugando al escondite. Si luce el sol, la piedra se esponja: De mañana, tiene color de pan prieto, a mediodía de barquillo, con la tarde de brasas y; ya de noche,  posa bajo los focos que se empeñan en atraer al turismo de postal.
Además de horas, la plaza también tiene días y estaciones. Es muy curioso ver cómo cambia de aspecto y cómo se mudan también quienes la pueblan, con la llegada del buen tiempo. Como por ensalmo, las cigüeñas negras se dejan ver y crotoran desvergonzadas. Los estudiantes extranjeros -especialmente los nórdicos- toman por asalto las cafeterías al menor indicio de sol, para adquirir cuanto antes ese aspecto cangrejil que tanto parece gustarles allá en sus lejanas tierras. Más tarde, sus compañeros españoles -que no suelen tener tanta pasta para cafés de terraza- invaden el suelo. Aparecen los niños, hasta hace unos días tan embutiditos en sus buzos que no se sabía si dentro de dichas prendas había gente o no….
A pesar de lo que podría pensarse a primera vista, todo esto no sucede de un día para otro. Tiene un preludio, una señal que he esperado cada año desde hace ya mil:¡Los narcisos! En Febrero, siempre hay un par de semanas en las que el sol se decide a asomar algo más de muslamen o de escote, como una señora inquieta porque tal vez ésta sea la última ocasión en que taparse o destaparse sea un acto de voluntad y no una obligación impuesta por los años.
En esos días de sol descocado, aparecían los narcisos. Los vendían por todas partes: en puestecillos callejeros, en algunas fruterías, en el mercado… Eran el primer anuncio: cada ramillete jugoso era un trozo de sol que llevarse a casa.
Todos los años, allá por Febrero, cuando la helada y el frío me hacían más cuesta arriba cruzar la plaza mayor hacia los cedros de Anaya, me decía bajito: «¡ya queda menos para los narcisos!» y atisbaba entre los sacos de garbanzos y las obleas de las tiendas de barrio por ver si habían venido.
Cuando llegaban; siempre a las once, buscaba una moneda en el fondo de la mochila, me compraba un ramico y lo lucía orgullosa hasta casa. Al llegar, deshacía la goma o la cuerda que lo apretaba, lavaba con cuidado los tallos, refrescaba las flores y las ponía en un vaso de cristal encima de mi mesa. No andaban mis bolsillos como para jarrones. Después, me quedaba un ratito ahí viendo la luz de la ventana en el amarillo y el verde; respiraba hondo y me decía: ¡qué bien! ¡Han llegado los narcisos! Pasó el frío.

No sé si lo que cuento tiene algún sentido para alguien. Tanto hablar y hablar para acabar contando que me gustan las flores, que echo de menos la luz y que guardo entre mis tesoros algunos ritos-talismán para terminar de una vez con el invierno. ¡Al cuerno con el hielo! ¡Que vengan los narcisos! Que así sea.


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En Gádahar

En Gádahar,

era siempre verano

La acequia rebosaba

Las estrellas huían cada noche

por encima del olor de las lavandas

En Gádahar

-la tierra de unicornios-

Vivir era un columpio,

Y correr sin cansarse

entre surcos de tierra

En Gádahar el tiempo se paraba

Por eso,

Cada día

Cierro los ojos y vuelvo, por un momento, al sitio

Dónde sé que me esperas

Y que hoy es hoy

En Gádahar.


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A galope tendido

Me canso de esperar

Me puede el ansia toda

No aguanto

esta lluvia clorhídrica en plena madrugada

¿Será verdad que solo estoy dormida?

Pero los ojos duelen, duelen los muslos

Duele este viejo corazón de tripas

hecho.

Duele y sin embargo

¡Qué ganas de vivir a galope tendido!

Me puede el ansia toda

Ya no espero.


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Soy todavía

Soy todavía un puerto

Vienen los días

noches

Se van médulas

Linfas

Plasmas ciegos

Vienen escalofríos

Vuelven

Arañazos anónimos

Pleuras rotas

Parten caricias

Regresan

besos

en los párpados

Acaban

aquel día

En que pasaste

un dedo

suave por mis cejas,

otro -muy otro-

debajo de mi ombligo

Soy todavía un puerto

Entre mis muslos

Una dársena dulce

Espera.


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Caminar

Caminar

Parece un acto simple

«Caminar es querer ir a algún lado»

Dijo su abuela

La niña quiso, fue

Mas no era solo ir

Caminar era

respirar,

conocer , sentir el frío, el sol, bañarse en

Poza oscura

En mar abierto

Y la joven pensó ¡caminar es tan ancho!

Y quiso, conoció, salió temblando, le ardieron los caminos

Caminar es querer

Se dijo un día la mujer de caderas redondas,

Y quiso y caminó penas prietas, pasos pequeños, saltos de gigante

Caminar ¿era esto? Se dijo, algo cansada

Se asomó al borde de la senda

¿Caminas? Le preguntó una niña

Ella Pensó: Camino, amo, soy

Contestó ¿Caminar?

«Caminar es querer ir a algún lado…»


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Cuando vengas

Cuando vengas será 

un día de sol, 

de sábanas tendidas

Vendrás y el cielo parirá 

pequeñas nubes blancas

Olerá la lavanda

Zumbarán las abejas

El aire será siempre de sábado a las once

El café olerá rico

Habrá pan recién hecho

Cuando tú vengas

El olivo y la encina serán viejos amigos

Los geranios del arco te rozarán la cara

La arcilla del botijo rezumará agua fresca

Cuando vengas, el tiempo será hoy y ahora, sólo Ahora

Y en el espacio, un SOMOS se reirá de los mapas


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Hubo una vez

Hubo una vez un niño,

-casi un joven-

que buscaba palabras debajo de las hojas

Su ansia era tan grande

como grande era el mundo

que se abría a sus ojos, a su lengua,

a sus poros de cachorro destetado

Sin perder un segundo

consumía los verbos

paladeaba adjetivos

rompía  las flexiones y los grados

Se bebía de noche las coplas antiguas

y aullaba en  las esquinas

pentámetros salaces,

para disimular su hambre de ternura

Hubo una vez un joven

-casi un niño-

Que aprendió un día a atarse la corbata

A  hilar citas sagaces, a triturar horarios

A apurar -cielos, pretendo- por qué lo trataban así los calendarios

Hubo una vez…

Ahora

Cada vez que lo veo

y logro, en  tres segundos,

llegar al niño que hubo;

toco, otra vez,

el fondo de las cosas

y reímos los dos

ante la misma estrella.


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Él le mordió los pies

Él le mordió los pies

Fue casi un accidente

Ella leía al sol

Los talones al aire

Él tropezó sin querer 

Ella leía al sol

Él le comió un pulgar

Mordisqueó  tobillos,

Fosas poplíteas, ay,

Se merendó los muslos

Cruzó a mordiscos  pliegues, cordilleras,

Buceó en el ombligo

¿Ella? Ella reía desde el fondo del libro

Y cuando se encontraron 

Diente a boca

Se descubrió feliz

Y devorado.


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Sigo tu hilo

Sigo tu hilo

A veces lo entreveo

Como una banderola entre la niebla

Me acerco

Me agazapo

Alzo una ceja,

una oreja

Asomo la nariz tras una roca

¡Ay, que me ve!

Me escondo

Disimulo

Te huelo

Repto

Avanzo

Te venteo

Atisbo (ahí está, tu hilo)

Sigo avanzando

Suave y

bobómboBómBoBón de corazón que se me estalla

Tonto ¡Que te va a oír!

Le digo

¡El HILOoo El  hilo!

Pienso

Y tú te has ido.


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No

No te salgas del sitio

No te inundes

No tengas prisa

No hables

Déjame

Ocupas mucho espacio

Calma

No

No

No

Y ¿esto?

Tampoco

Que esto es mío y esto y esto y esto

Y al final ¿Qué?

Un No en un sí tal vez puede

Si acaso

Otro No de regalo

Y -como has sido tan buena-

Dos noes de este a oeste

Y puntos suspensivos

Telón. Fundido en negro.

Luego

NADA


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Nunca más

Nunca más la mordaza

Ni el ahogo

Ni ese grito-lejía que no acaba

No más»siéntate

 bien, ponte derecha»

Nunca más  

«tú sabrás, yo te lo dije»

Y no más

¡hay que ver, qué exagerada!

¡Nunca más, nunca más !

Nunca el peso 

de otros en las alas

Nunca más

NUNCA MÁS

NUNCA SIN ALMA


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Ser un hada (para Henar Herrero Suárez ; in memoriam)

Ser un hada es difícil.

Casi nadie las ve,

solo su halo,

brilla, a veces, en el cabello de las hadas

para un par de suertudos.

La mayoría, empero,

ciegos y tontos,

quedan descolocados

ante el  paso de un hada

Sin saber que -a las hadas-

nunca les importó ese desconcierto.

Ellas, que son de luz,

tienen misiones. Cosas de hadas que casi nadie sabe:  amar, mover montañas, provocar tsunamis interiores, transformar en color todo lo feo…

Son tareas pesadas.

Por eso, a veces, solo a veces,

Algún hada,

En un acto supremo de amor y de aleluyas

Parece que se apaga

Es entonces cuando las otras hadas, la rodean, la alzan en el aire

y causan en nosotros

una lluvia de estrellas

Que nos bendice y lleva

a  la verdad de todo.


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El tiempo de la lucha

Shaná tová, mi amor

Es tiempo de la risa,

Haz sonar el sofar como aquel día

Porque es tiempo de risas

Tiempo de amor, Amor,

Tiempo de lucha

Shaná Tová

No hay guerra sin amor,

Ni amor sin risas

Shaná Tová, mi amor,

Como aquel día

Porque es Amor la única batalla

que merece la pena ser luchada


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La Herida (Epic fail)

Es la herida un silencio 

Una sed

Una gloria 

Es . La herida. 

Una fuente que mana de por dentro

De continuo, de lejos y de siempre

Es la herida.  La más vieja y voraz, la más. Lo más. La costra y otra costra y luego 

Herida.  Meconio , pus,  rotura, 

y luego

Un abismo epic fail 

Es esa herida.  Esa y no otra. Esa

Y lo peor,  el desgarro de ver que, de la herida.el fin no tiene fin 

Es esa herida


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En memoria de Chispi el arrabalero (19-07-2011)

Chispi; el arrabalero, mil leches de casta, poeta del resto, desfacedor de entuertos, chache de los descampaos se ha ido hoy al cielo de los perros, a poner el hocico en el regazo de algún angel montuno, que hoy, gracias a él, estará más contento y menos solo, bajo la encina más grande del campo charro.


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Compañera del Soplo

Eres de luz

Y, en medio de las sombras,

de las tuyas, las mías, las de todos,

Veo la luz,

tu luz que no se apaga,

tu luz pura, purísima, consciente.

Bajo la piel, me temo,

los abismos apenas atisbados

y sin embargo…

Luz, anciana paradoja,

compañera del soplo,

centro todo,

La luz ¡ la luz, la luz!

Lo demás sólo días,

historias,

polvo,

lágrimas,

arrugas,

muertes pequeñas …

La luz, definitiva,

total,

serena y limpia

Llena

en un milagro de Resurrección

constante.


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Metonimias perversas

En la última semana he recibido no menos de tres artículos acerca de supuestas mejoras estéticas que se consiguen a golpe de bisturí o inyecciones milagro. Las novedades son, como mínimo, inquietantes, por no decir que me causan cierto asco y bastante preocupación.  Almohadillas falsas para que los pies soporten los taconazos, remodelación de nalgas, pechos u ojos  para que; si una es blanca, parezca negra y si es asiática, blanca. Decoloración o pigmentos para la piel, absorción de la grasa en el interior de los muslos, afilado -atención odontólogos- y apiñamiento de dientes para crear una «sonrisa ingenua e infantil», cirugía destinada a rejuvenecer y ¿embellecer? los genitales. Hilos tensores inyectados por todo el cuerpo para que no se note que la piel ya no tiene veinte años, que la vejez es fea y hay que ocultarla…

La cirugía reparadora es, sin duda, un bien necesario. Ayudar a personas que sufren enfermedades o accidentes a recuperar una vida normal o  la confianza en sí mismas es un logro. Con todo, el tiovivo del que hablo más arriba, nada tiene que ver con eso. Es pura y simplemente una máquina tragaperras, que juega con el físico y la mente de personas.

El caso es que la labor de zapa en la mente de las mujeres empieza desde bien pronto. En casa, en las series infantiles; hasta en los anuncios de juguetes se nos envían todo tipo de mensajes que confunden identidad y aspecto, parecer con ser y tener con lograr.

Cada año es una cosa. Los pies, los ojos, el trasero, el pecho, el ombligo, los tobillos, las rodillas, el blanco de los ojos… La parte por el todo, para que el negocio de la insatisfacción no deje de crecer y el río de dinero siga fluyendo.  Lo peor es que me reconozco en las mujeres que se miran en los espejos de los probadores con aire desalentado. Recuerdo cuántas veces me he avergonzado de mis caderas,  mis piernas o mis brazos y me dan ganas de gritar. Metonimias perversas.


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Ella olía a Avellana (Encaja 400 -0-)

Ella olía a avellana -Ella olía a avellana, a praliné,a barquillo, a caramelo. Él, hambriento de sus ojos, la esperó cada día y se dedicó a fusilar, durante un año, a Neruda, a Benedetti y a Salinas. Primero a voz en cuello, luego en grandes pancartas, luego en notitas en forma de avión, que chocaban en el cristal del kiosko. Ella, sabedora del plagio, se hizo la tonta como tantas veces…


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Parnaso de Macondo, un 23 de Abril (Encaja 400, 1)

Ya se lo decía su abuela: » Alonsito Fernández, usted me acaba con el cráneo de tamaño avellana». Y así fue, Gabriel, amigo: A fe que aquel que osare fusilar tus obras mereciera sufrir de nuevo el ataque de los jíbaros del plagio. Y si no, pregúntale a maese Shakespeare, que diz que quieren decir que ni escribió…


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La del Alba, más o menos (plagio insumiso en un acto) Encaja 400 (3)

¡Alonso Fernández!, gritó el alguacil ¿No sabe vuesa merced que en este pueblo odiamos el plagio? ¡Cervantes! ¡Y osa fusilar a Cervantes! ¡Con lo que nos gusta el Quijote!
– Descuide usía, repuso Avellaneda. En adelante me dedicaré a cultivar avellanas y a las proclamas festivas. Se me está ocurriendo una; escuche, escuche: ¡Amanece en el corazón!…


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TATA BERTA-Mientras mi padre nos regalaba cuentos, merendábamos la crema de avellanas de la tata Berta; mucho mejor que el pringue de los anuncios. Ella defendía con fiereza su receta del plagio de las vecinas. Cuando alguna se interesaba, mascullaba por lo bajo «¡Antes me dejo fusilar!». Años después encontré la fórmula al limpiar la biblioteca, entre las páginas del Quijote de Avellaneda.

 


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Guajira tierna de Lucía

Lucía,  alma de río

sol redondo en  la negrura

dulzor de toda amargura

calor del escalofrío

Haz que tu  sueño y el mío

se enlacen  en un danzón

¡Baila Lucía !   El son

te acune en esta guajira

Sonríe, duerme, respira

Te abrigaré el corazón.

 

Lucía, te harán cosquillas

los pies, los  dedos, las piernas

baila esta  guajira tierna

que se  marcha de puntillas

En tu  río, las orillas

tienen  las caderas suaves

Sabemos, saben, lo sabes

que están hechas de limón

Baila, Lucía,  al timón

de la mejor de tus naves

 

Yo te abrigo el corazón,

Lucía, niña dormida

baila, báilale  a la vida

báilame a ritmo de son

baila, báilale  a la vida

Amarga, dulce, sentida

viene la cadencia oscura

Del tacón a la ternura

se ha dormido la guajira

de Lucía,  en un rincón.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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El abrazo

Mi hijo me ha dado hoy una de esas lecciones que suelen dar los niños.  Dos minutos para la entrada en el cole. Carrera va, carrera viene, como muchas mañanas. A veces me doy cuenta de que el reloj de los niños no cuenta como el nuestro. A veces no. En más de una ocasión me descubro metiendo prisas desabridas, como si sirvieran de algo. Y me siento mal.  

Hoy, a las 8:59, caminábamos por el lateral de la verja del colegio, sin querer acelerar.  Alcanzada la meta, me paro un poco antes de la cuenta y le doy el beso de despedida. Siempre procuro tomarme tiempo para ese beso, porque soy consciente de que Gabriel está creciendo y temo el momento en que me diga «mamáaaa, aquí no», como les ha pasado ya a otras madres. 

Cuando ya me había dado la vuelta para dirigirme al coche, noto un tironcito en el brazo. He llegado a pensar -ya está, alguna que me viene a contar algo para la asociación de padres-  Me vuelvo y allí estaba Gabriel, muy serio. Repaso mentalmente » ¿qué nos habremos dejado esta vez?» . Pregunto: -¿Qué pasa ?, consciente de la puerta que se abre y de la riada de colegiales que empieza a disminuir…

-«Que te has dejado el abrazo» contesta con  brazos abiertos que no admiten  esa porquería del «no llegamos». Me agacho, recibo uno de los mejores abrazos del mundo mundial y lo veo sonreír satisfecho mientras dice:-  «Así, sí». Se da la vuelta con la mayor tranquilidad y entra en la escuela, sin ser consciente de que, una vez más, ha vuelto a dejarme claro qué es lo que importa.

 


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Cómo asear a un Jabberwock y tomar el té con una Titán, todo en el mismo día y no morir en el intento

«El Jabberwock de Carroll- leía Iubira en el Catálogo de buenas bestias de la profesora Anna Quilicus Canus, de la Augusta Bilbilitanensis Universitas– es originario de las islas británicas. Fue descubierto y bautizado por Lewis Carroll, el oscuro,  de quien recibe su nombre. A juzgar por los escritos del propio Carroll y las ilustraciones de Tenniel se trata, sin duda, de una criatura inestable, capaz de cambiar de tema y rema y sin embargo susceptible de ser vencida por un niño. No se conocen especímenes criados en cautividad»
-«Anita, te has lucido», le dijo Iubi al libro, mientras lo cerraba de un manotazo… Jodío Sir Rabyass, a quién se le ocurre darme a éste, éste, éste,

-¡JABBSZZZZ, la interrumpió un gruñido semejante a un sifón con poco fuelle. Jabbzsssjazzzss. .. Al poco, una criatura del tamaño de un hipopótamo, se incorporó de entre las mantas que le servían de cama a la reina cuando salía de viaje.  En el fondo de la bolsa de Iubi, la céfiro Mim, oteaba espantada, como cada día, todos los días, las proporciones y feroz aspecto de aquel, aquel ¿Qué decía Iubira que era ¡Aquel Yaberguoccc,! ¡iubibbuyú ‘jieodasz!¡ uips ! desapareció la céfiro tapándose la boca.

El Jabberwock de Carroll, subgénero Deltei carecía de escamas o cola, como su pariente británico. Según los estudios del  Señor Darwin, que  Iubi revisaba a menudo,  este tipo de Jabberwock , a pesar de mantener algunos de los rasgos de carácter de la especie original, sin duda había evolucionado para adaptarse a las peculiares características del Delta. Hecho que explica la doble capa de pelo que lo protegía del frío, del calor y de la humedad, y el color rojo, esencial para camuflarse en los limos del Delta, si era necesario. Ese color, precisamente, era el único que esta criatura percibía, con vistas a localizar a sus congéneres, de  natural solitario y esquivo, en época de apareamiento.

La mole peluda avanzó en todo su enorme volumen hacia la reina, que le tendía un cubo de patatas y zanahorias cocidas con un chorrito de aceite¡ jabszsss saszsas mamnf grounf manpf, rosclc,! fue todo lo que se oyó en los siguientes buenos diez minutos. Tras ellos, la bestia se abalanzó sobre un tanque de agua coloreado en rojo. En el tanque , una mano de trazo firme había pintado en negro  las consonantes JBWCK.

Cuando el animalito  acabó de beber, se tumbó panza arriba en prueba de total confianza, con tal estruendo que MIM casi se queda sorda del panzazo. Afortunadamente, el relleno de algodón y plumas de la bolsa hizo su papel. Iubira, se ovilló un momento a la altura de aquel remedo de yak y comenzó a rascar aquí  y allá, donde su sentido común bien le dijo. Jabbsijabbs, Jabsijabbs, canturreaba, quietecito te estarás, las garritas limaré, los dientitos serraré, los ojitos lavaré, Jabbsijabbs, te peinaré. Contra lo que cualquier ser sensato hubiera pensado, el bicho parecía disfrutar grandemente de todo aquel proceso. La reina rascaba, limaba, serraba, lavaba y peinaba, y la criatura, con los ojazos cerrados , se dejaba hacer como si aquellas torturitas fueran lo más delicioso del mundo.

De vez en cuando, una mosca osaba acercárseles demasiado. Entonces, en una fracción de segundo, la reina escuchaba un rápido ¡fluaskash!. Una llamarada azul surgía de los ojos saltones, color yema de huevo, de la bestia ¡y adiós insecto!.

-«¡Guaza tiene el anhelito!, decía de vez en cuando el zíngaro  Carlphillip, al observar semejantes habilidades. Trabajo da un rato, pero… ¡Hay que veh, lo que te ahorras en flih! ¿Tás planteao enseñal-le a chiscar la hoguera?»

La reina Iubira  nunca contestaba. Demasiado tenía ella con hacerse cargo de aquel elemento que le vino a la puerta de casa, una mañana de diciembre,  cuando sólo era una bolita moníiisima, un pompón esponjoso de grandes ojos amarillo canario, pestañas de avestruz y garras que harían palidecer a un águila real.

El angelito llegó en una cesta de paja, con una almohadita por todo equipaje y  una  engolada nota de Sir Awkwardus  Totally Rabyass,  inquilino forzoso de las cuevas de Nuncamentero  y  Señor-o al menos así rezaban sus tarjetas- del condado de Wrongleshire, entre Melaina y Cáspita.

«Queridísima amiga,  Blablabla ruego tenga a bien acoger en su hogar a esta deliciosa criaturita, que a buen seguro encontrará refugio en sus delicadas manos. Con todo afecto, su segurísimo servidor , blablablablab»

Sir Awkwardus  Totally Rabyass, Señor del condado de Wrongleshire

Qué petardo eres , Sir Rabyass, pensó Iubira al leer la caligrafía alambicada del Conde.  Toda una vida  aposentado en tu hura de Nuncamentero, y me sigues tratando de usted y haciendo gala del título, ¡Condado de qué, condado de brongle-porras!  Pero qué condado ni condado , si llevas en el Delta 25 años, comiéndote mis pistos, trayendome leña,  cazando gusarapos fantasma, hablando a gritos para nadie,  levantándote a horas intempestivas, comunicándome hasta cúando te cortas las uñas,  y ni siquiera sabes cómo volver…

Pero eso sí, mucho conde por aquí conde por allá, y me apeas el tratamiento POR ESCRITO, serás …

A los tres segundos, el Jabberwock,  a quien llamaremos JBWCK , de cuando en vez, volvía a plegar sus pestañazas de avestruz prehistórico, Iubira tornaba al acicalado, y la Mim, nerviosa y divertida, se iba planteando cuál sería el momento perfecto para asomarse al exterior. ¡Hoy no toca! se decía.  Sin embargo, nada, en aquellas once de la mañana podía hacer sospechar, lo que se les venía encima. Mas que venírseles, se les derramó.

Cuando Iubi se disponía a lavar los trastos de JBWCK,  un estruendo  similar al  vigésimotercer congreso internacional de campaneros y tocacencerros de Corujos del Tímpano,  la hizo saltar hacia un lado, rodar, y guarecerse tras los riñones del Jabberwock, con la bolsa de MIM  bien agarrada al pecho.

Rediéz, que tronada, pensó Iubira, que en los momentos de peligro abandonaba todo protocolo y hablaba con el mejor acento del Delta. Tendré que preguntarle al maestro tambores por qué se pone a romper la hora sin avisar… -el caso es que a tambor, no suena,  ¿Será un ciclón? No, no es habitual en el Delta, aunque la última vez que pasó la Petra, casi ni lo cuento, Dios, qué  ¿? Pero si alguien ha puesto un altavoz, ¡Y sin permiso! . Me van a oir…

TLOINNNG  TRIOLOOOLOUOINGGGGG BRIONG BUNG CLOINGLDOLIFONGNLOINNNNNNNNG

» Túuuuuuuuu,

tú me crujes la cabezzzzzzza ¡beib!

Túuuuuuu,

me corroesssh la corteza,¡ beib!

Tu me arrasas,

me trrraspasas,

me trasciendes

que te passas,

Me iluminas,

me fascinas,

me taladrassss las  anginas

Y me llenas

toas las venas,

de glamúuuuuuuu…… (Trololottohoing lgoing gloirngggg)

Sí túuuuuuuuuuu uhuhúuuuuuuuuu

Tu me diste la cerrrrtezaaaa, ¡beib!

De que aquí y en Hortalezza, ¡beib!

ya no exijte

ni se vijte,

una nena,

tan  Trremenda,

tan fetén,

tan ejshtupenda

que  te muela los riñones

y te altere los neutrones

y te…..¡exprima los limoooones!

con el son de sus taconeshhhh

Y ejque Tuuuuuuuu UUUUHuhhhUUUUUUUUUUUUUUUUHH (GLOINGPRINGLROIOINg uHUHHHHHHHHHHHHH

– «Pero se puede saber qué es este desati-¡NO!

La reina Iubi, todavía en zapatillas de andar por casa, no podía creer lo que veían sus ojos.  El vinchiukordio,  un soberbio instrumento de palisandro lacado en rojo china  con dibujos de dragones llameantes,  era  un VINCHYUK & TUFARCEK  auténtico, a juzgar por las enormes letras de oro  y el símbolo del insecto  patas arriba, incrustado  en taracea de jade.Sentada en una curiosa banqueta con la forma de un globo terráqueo, una Titán bellísima, que bien hubiera podido cargar con el vinchiukordio, la banqueta, y el JBWCK juntos  y bailarse un chotis de baldosa, perpetraba a grito pelado una, digamos melodía, de aires briosos, cuyo origen no se acertaba a identificar.  El Jabberwock, que inicialmente había iniciado un galope «palláquevoy» se quedó muy sorprendido. En fracciones de segundo pasó, del trote marcial al cochinero, luego al paso, y por último, a la retaguardia de Iubira, que frunciendo el ceño, le espetó a la Valkiria:

Pero Teclaaaaa, que estas no son horassssss,

Chata, es que me ha agarrrao la inspiración.  y Ya sabes que cuando me agarrrarraaaa ¡aaaAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAtschua! ¡Aaate schua chhuA schuuuuuá   COF, COF, COF!

TECLA TREMEBUNDA TITÁNEZ, rugió la reina, que aunque al lado de la titán resultaba más bien delicada, tenía un genio de singular tamaño,  Otra vez fiebre del coral. ¡Otra vez! Y oooootra vez  sin esponjas a mano. ¡Pero será posible!

¡Aigh, Iú, no me ansies tía!,  parodió la Treme, con más cara que espalda.  El momento es el momento, y además mira ¡acabo de estrenar sandalias churrikowski !

Era cierto. Uno de aquellos pies, que podría haber rivalizado con el de la reina Bertrada, asomó bajo la takshita bordada a mano,  recién traída de Fez. Tecla tenía estilo, eso no había quien lo dudase. Titán, al fin y al cabo, había recorrido el mundo unas cuantas veces, sosteniendo una isla allí, apuntalando un monte acá. Y entre labor y labor, se iba  haciendo  un señor fondo de armario; en su caso , un sinfondo, porque no había tienda de telas, tejedor de hilo, seda o lana, ni zapatería,, joyería o sombrerería de postín en la que Doña TTT no hubiera irrumpido como una tromba, con las famosas frasecitas: «No tengo qué ponerme». «Quiero eso, eso y eso también» y, la mejor de todas: ¿Tienen uds. coturnos, sandalias o botas del número 56? Y a ver quién era el guapo que le decía que no.

Kanval Sethi,  joyero de Calcuta, todavía recuerda el glorioso día en el que una bella y  rubísima  extranjera de singulares proporciones se llevó  diez kilos de perlas  grises y veinte de perlas blancas- «para un collarcito ¿sabe usted?»-.  Desde entonces, hubo de abrir sucursal en Bombay,  dado el volumen de negocio que supuso el pago de la Titán, que como  digna representante de su raza, pagaba en lingotes de Titanio, o en el mineral o metal que se cotizase mejor en cada lugar.  En Palo Alto, llegó a ofrecer cuarenta toneladas de silicio por unas botas de piel de serpiente en su número. Sin embargo, dada la escasez de anacondas de buena calidad,  al zapatero no le  fue posible atender la demanda. Tecla, por esta vez  tuvo que conformarse con piel de caimán de las Everglades. » ¡No importa Mr. Lindley, es usted adoreibol!»+   repuso la Treme, y a renglón seguido, «¿No tendrá usté el bolsito compañero? Venga, no se me haga de rogar, que es usted encantadoringggg, tronaba Tecla  sin querer, aporreando el mostrador


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Myatúkjolín

Y la pobre huerfanita descubrió con horror que lo que su vecina tenía entre las manos era…. ¡Un libro!.
¿Lees , Remirror del Cosmos , lees? preguntole estupefacta.
Sí, Myatukjolín, leo y releo. Lo he intentado todo, pero es como si mis tataracordios se levantasen de sus orzas, cada vez que pruebo a poner la tele. Del móvil, mejor ni hablamos.

Remirror, ¿Tú te das cuenta de lo que esto supone?
Pues ¡no he de darmela Myatú! ¿No ves que en esto de leer, estriba la consciencia? Pues nada, estaba yo un día intentando hablar de nada con la Merrykrismas del Carmen y voy, y empiezo a definirle el Logos, como una cachoperra.

¿Y cómo se quedó la Merrykrismas?
¿Cómo se ha de quedar? Estulta como es, le sobrevino una epifanía, pero yo, por más que quise, no pude detenérsela

Será cosa de ir arrancándoles las páginas a los libros, Remirror, poco a poco.
Cada día arrancas una, y a lo que te des cuenta,¡ las puras pastas! ¡Y además te harán juego con los sofases del salón…
Quiá, Myatú, ya lo he probado. Pero nada. Es sobarle el canto al Corominas y me entran unos ardores, unas albricias, unos dimediretes por todo mi ser, que estoy que no vivo.
Remirror, ¡tú estás cultivándote! Te se nota en la mirada.
Que no Myatú, que puedo dejar de leer cuando quiera. Mira ¿ves? Ahora leo, ahora no, ahora leo, ahora no
Y yo que pensaba que eramos estomagantas del universo, y vas tú y te pones a cultivarte. ¿Qué sera lo siguiente, Remi, decirme que nos vayamos al Reina Sofía?

El reina Sofía no, que dicen que está Dalí dentro. Mejor nos vamos al Prado
¡Eso, y nos compramos zapatos!
Con O, de omaigod!
No será verdad lo que me has dicho
Lo es, Myatú, lo es. Es que entre ver cuadros de Pablo Sarabia Herrero, Escuchar las músicas que no se escuchan y las composiciones deEnrique Blanco Rodríguez, y recitar los poemas de doña Iubira Once Del Delta, me estoy volviendo culta perdida
No somos nadie, Remi
Pero al menos, lo habremos contado, Myatúkjolín


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MIM (Cuentos de la tierra de Iubira)

Como todos los días, nació de su geoda. Hacía todavía algo de fresco y descubrió con horror, que no sabía nada.  A su lado, envuelta en lo que parecía un huevo aún mayor que el suyo, vió  una figura enorme. No parecía peligrosa y se hallaba muy quieta.

«¿Quién zserá?»… se preguntaba…

De repente, la figura se movió. Del huevo grande,  que  no era como el suyo, duro y translúcido,  sino  blando y suave, como de plumas,  surgió un ser. Tenía brazos y piernas como los suyos,  solo que unas veinte veces mayores.  Llevaba una melena larga y oscura, revuelta por haber estado echada. «Es como yo pero grande, se dijo».La grande, se giró. Miró hacia ella con una mezcla de sueño y despiste.  Algo, no se sabe cómo,  impulsó a la pequeñita a lanzar un grito de auxilio. Salió sin querer, como si estuviera programado por algún extraño código impreso en su garganta.  De no sé dónde, la pequeña sacó fuerzas y gritó algo que ni ella entendía:

«¡Iubiiubiiubiiúuuuuu!».

Inmediatamente, la reina Iubira, extendió una mano suave del color de la arena. La pequeña tembló.
-«No te asustes» Mim,peque, que soy yo. Mira, toma, sécate, nacer es duro, dijo, mientras le tendía una gamuza que la cubrió casi por entero. La Mim se refrotó contra ella como un gatito saludando a su madre.

-¡Qué bien huelessszzz!, dijo , Hueleszzz a a  a

-¿A mamá? repuso Iubira con la paciencia de todos los días, cada día.

-¡A mamá! iubiiubiiiúuuu, Iubiyúuuu . Eres Iubiyúuuuu y hueles a mammm ¿Iubiyú?

Iubi, dijo la reina. Puedes llamarme Iubi.

¡Iubi…., yubibyyúuu iubiiubiiubiiubiiubiiubiiubiyúuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu! danzó la Mim, junto a la hoguera, entre los libros, por los cacharros. ¿Y si tu ereszzzz YUbiyúuu ?  entonces… ¿Quién zsoy yo? Tú no tienes eztasssszzz , estaaz …?

-Alas, Mim, tienes Alas.  No, yo no tengo alas

¿NO TIENEZ ALAZ ? y ¡EREZ GRANDORRRAA!.  Entonces yubiyú, entonces no eres Mamm¿?

– No Mim, tú naciste sola. De la geoda.

Ohhhhhhhhhhh (exclamó la mim  con aire abatido) Ohhhhhhhhhh, tengo una jieeoooda mmuy raspusosa, y brillodurusia y no sé QUIEN SOY, NO SÉ DÓNDE ESTOY, NO SÉ  nada, ¡Yubibyy– yúuuuuu!. Y soltó un lagrimón, que le acabó de aclarar los ojitos, verdes y perspicaces.

Iubira la acunó un ratito.
-«Tú eres la Céfiro Mim del Delta…¿ Quién dijo tristeza?
Las Mim son alegres compañeras de viaje…
Nacen todos los días, por eso
olvidan el dolor
y todo lo demás…Y, por eso,
son frágiles y fuertes aladas y sólidas..
Eres la Mim»
¡ZSOY LA MIM, SZOY LA MIM SOOOOOOY LA MIIIIIIIM YUBIYUBIYUBIYÚUUUUUU!. Qué rico abrazas, Iubbi, qué rico lo haces todo.  Tengo hambre, tengo fríoorrooo, tengo sed,¿ Cuando nozvamoz?,ametralló  Mim  como todos los días a la pobre Iubira, que en un nuevo alarde de paciencia, le tendió una nuez, un abriguito de fieltro adecuado a su tamaño, un dedal de agua, una hoja para el sol de la mañana y lo mejor de todo, dos pepitas de chocolate y un hueco, hecho sólo para ella, en su mochila.

-¡Mim!

-Sziiiiiíiiiiii, susurró distraída, mientras se probaba el abrigo mirándose en el reflejo de un tazón.

-Metete aquí dentro que se va a despertar el Jabberwock.  No le van los sobreagudos a estas horas.

-¨YUubiyubiiiiiyúuu¡glups! cerró la boca, al contemplar el bicho más enorme, suave, rojo y de garras, ojos y colmillos más temibles  que imaginarse puedan.  Se escondió en la mochila y espió por un agujerito, que parecía que estuviera allí a propósito. «·Asi que eso es un  yaberrrr…¡jieodasssszz! es enooodmósimo.

Jabberwock se estaba desperezando. Iubira se encogió de hombros y con toda paz, se agachó a reavivar la hoguera, para prepararse un té. Un día más, acababa de amanecer.

(Continuará)


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Shi-O-Ri

Shi

O

Ri

Violeta

Música

Pera

Shi, Violeta color, espliego sí, olor,

y caramelo, de violeta

O- Música,

toco para ti cuando todos se callan.

Grito, silencio de mil grullas, y otras mil y otras mil

que serán tu vuelve y el mío.

Ri  pera raíz, pera en el árbol de las peras,  dulcevioleta músicavioleta olordeperaenflor-violeta

Shi-O-Ri !

Violeta-Música-Pera

Y yo que pensaba  llamarte como a las princesas que escribían,

Y yo, que te aguardo, en la música  del mar que nos separa,

en el tiempo morado como el flan del azuki,

Violeta-música-pera

SHI -O-RI !!

No habrá violeta,ni música ,ni pera más dulce que tomarte de la mano

SHÍ-OOOOOOhHHHHHHHHHH – RÍiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

VioletaniñaMúsicademiniñaquemeesPera

Shi.

O

Ri

Violeta

Música

Pera


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A veces te me anuncias

A veces te me anuncias de tormenta

como un temblor de sienes desbordadas

Te me llueves por dentro, en cada hueco

un charco de amargura rehilada

 

A veces te me huyes y yo corro

detrás del remolino, arrebatada

en tí. Por no tenerte; desierta la razón,

mi alma anegada.

 

Me brotan diez gargantas en los dedos

y grito, en la canal de tus afueras,

por ver si te convoco, gota a gota

 

Es tiempo de tormenta. Me deshago.

En tu frente el infierno. En mis caderas,

un preludio de sed, hora tras hora.


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Dear Mary Poppins

Dear Mary  Poppins,

I’m a suffering Mother who needs you, once again.
I know your life isn’t  become easy, nowadays. Your umbrella parrot cant’ fly as properly as  ever did, and loads of children around the world,  prefer groups of bizarre teen wizards, stumping robots, vampires and wherevolves instead of you.

Shame on Parents! They doesen’t even remember how nice your smile look like, or how sweet was for them to share their lives with you, old fellow Peter Pan, or little Alice. (By  the way, as you might know, sweet Alice became recently a quite of a shrink exercice by poor Mr Tim Burton, oh gosh!)

Now, you  all are sad and alone, no one wants a flying nurse. Not to mention a never grownup, selfish boy.  Today  is a matter of fact that Nurses fly by themselves  away  from home  and children become adults near 40!.

Oh Mrs Poppins! Everybody seems to be really akward.  The worst is that Weather is becoming really mad too. Please, please, please, dear Mary !. Everything is upside -down here at Earth .
I miss  you, dear Mrs. Poppins. I ‘m positively sure that you are alive, healthy and ready to work again and again!.

The International  Association of  Parents Damaged by Clima Changes (IAPDCC) loves you. We want you back .  Come  into our homes, take care of our children and pets, give us a walk on the roofs and please,  fix this silly barometric strike!!!.  Dear Mrs Poppins,  No more (fkngham) pressure changes. It’s a matter of wet or alive.
Warm Regards ,

Iubira Once del Delta,


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Chocolate o la p’tite Mort

Era de chocolate. Labios, piernas, pestañas, ojos, lengua… De chocolate puro, chocolate setenta por ciento de cacao, chocolate cayena en las caderas, que picaban cuando se mordían. El pelo era del color del azuki, morado, y sabía a eso, a flan de azuki, pensaba él mientras se la iba zampando de a poquito, como si tuviera miedo de que se le fuera a acabar demasiado rápido.

«¿Me dejo los pies para mañana?»; pensó… «¿Se los como, no se los como?» ¡Dios mío, pies de chocolate!»  Y cayó en la tentación. Y tuvo una epifanía. ¡Qué digo, epifanía! Una revelación, un Aleluya de Händel, unas variaciones Goldberg y un aullido que llegaba desde sus intestinos al Himalaya, pasando por Cuba.

«¡Qué pena que estas cosas duren tan poco!».  En fin: «¡hasta la próxima!»,  le dijo con los ojos todavía semicerrados.   Y;  con un último suspiro de satisfacción, tiró a la papelera el envoltorio de la mona de Pascua con forma de Miss Kittykat del cosmos, que le había regalado, como todos los años, la tía Pepa.


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En la cala del nácar

Cuando anochecía, se dirigió despacio hacia la cala del nácar. Preferiría haber disfrutado sola del paseo. Las puestas de sol, pensaba, son mías y solo mías, faltaría más. De todos modos fue imposible. Mientras se ataba las sandalias, observó de reojo a una Mim deslizarse en su cesto de paja. No se molestó en espantarla. Las Mims son pizpiretas y alegres compañeras de viaje. Aunque olvidadizas y alérgicas al frío, tienen el don de revolotear en los corazones hasta hacerlos sentir ligeros como una mousse.  Y esa es toda una cualidad.

Al llegar a la playa se descalzó. No hacía frío. Sin embargo, decidió prender una buena hoguera para cuando él  llegase.

Lo esperaba hacía tiempo. El Zíngaro CarlPhillip se había amanecido hacía años por el Delta, cansado, sucio, y con las manos cosidas a zarzazos. Iubira supo entonces que había encontrado la puerta del olvido, la que normalmente otros cruzaban para salir del Iub. Contra toda lógica, su instinto de reina bruja ni se molestó en prevenirla. Lo miró, lo olió y  supo inmediatamente que  el zíngaro Carlphillip Emmanuel, alias Sir Henry White, alias el Blanco, siempre haría las cosas a su manera, que se quedaría poco, que volvería  y que, por el momento, necesitaba una cama y un baño.  Y así fue. El Blanco durmió, se lavó, comió como tres osos, le regaló a Iubira una balada para ella sola, le besó la mano, se quitó el sombrero y partió hacia el oeste, con la promesa de volver.

Iubira sabía que, aún cuando ninguno de los visitantes hubiera encontrado el camino de regreso al Delta, Carlphillip lo conseguiría. No en vano había cruzado Mundo Disco como Pedro por su casa. Eso, y su sangre de reyes eran buenas credenciales. No obstante, ella se aseguró su vuelta grabándole un conjuro de retorno en la muñeca, mientras dormía. Se trataba de un «vuelve», visible solo para ella,  que garantizaría la visita del zíngaro, cada año, por las mismas fechas, salvo muerte de un familiar directo o paternidad inminente. El vuelve era del todo inofensivo. No hacía daño, ni causaba pesar. Simplemente actuaba como una llamada, como un eco uterino que hacía que el CarlPhillip, a mediados de Julio, estuviera donde estuviera, agarrase el petate, cargase un hatillo de buhonero y la guitarra y se dirigiera, sin saber como, al Delta mismo, para ver a la reina más sola de todas y beber y reír con ella, por una noche, hasta el día siguiente.

Mientras Iubira avivaba el fuego,  vislumbró un bote pequeño, recién calafateado. A proa llevaba el ojo que espanta los males. Dentro, remaba El Blanco. La Mim, sin poder evitar su natural curioso, se decidió a salir de un saltito de la cesta y revoloteó inquieta alrededor de su reina, como una luciérnaga que hubiera engordado unas diez libras. CarlPhillip saltó a tierra.

Reina, dijo inclinándose,  con una sonrisa burlona detrás del ala del sombrero.

¡Zíngaro! Sonrió Iubira, y  se lanzó a su cuello. Sólo ella podía saltarle a los brazos de ese modo sin correr peligro.  ¿Qué me traes, qué me traes?, bailoteó, como una niña, a su alrededor. El Blanco mostró sus tesoros.: Aceite de oliva, cintas para el pelo, un mantón de manila y chocolate.

«¡Chocolateeee! «dijo una vocecilla rasposa en el bolso del gitano.

Lo siento -se excusó Iubira,  intentando desincrustar a la Mim del zurrón del viajero- se me ha colado, no ha habido manera, Ayyyy ¡bruta!  le siseó  a la pequeña  hada, que acababa de propinarle un mordisco en el dedo.

-¿Lo siento? ¿Pero quién es esta pispaja?  ¿Tienes hambre, miga? preguntó El Blanco a la geniecilla, que dijo un sí como una lija, mientras le lanzaba a Iubi una mirada entre  el desafío y el ruego y realizaba una especie de danza gatuna alrededor de la bolsa.   ¿Puedooo, puedoo puedoooo? insistió la Mim,  clavándole cada palabra en los oídos.

-¿Puede? preguntó Carlphillip, divertido y desarmado.

-Puedes, concedió Iubira, pero solo un poqui ¡Zasca!.  En ese momento la Mim se zambulló literalmente dentro de uno de los paquetes de chocolate . A  juzgar por la variedad y cantidad  de los ruidos posteriores,  dedicó unos veinte minutos a ponerse morada. Tras todo ello, lanzó un eructo que sonrojaría a un minero y se quedó profundamente dormida, abrazada a unas galletas de canela.

Gracias a Dios, suspiró la reina, así nos dejará un ratito en paz.

Es un solete, Iubi, sólo quería chocolate

Por mí, como si te la quedas,

¿En serio?, ¿Me la puedo quedar?, brilló la sonrisa del Blanco en la penumbra,  Si ella quiere. Hecho.

Ella querrá, no hay nada que le guste más a una Mim que los viajes.

El Blanco le cogió la mano. La había estado observando mientras ella trajinaba con bolsos y cacharros y luchaba con la Mim junto a la hoguera

-Reinaaa, ¿qué llevas ahí? Le tocó con cuidado la cicatriz  en el hueco entre las clavículas

-¡Nada, quita, pesao!  le apartó la mano de un papirotazo, gruñendo sin gruñir

-Gata, no te enfades, ¿Quién te ha hecho eso, dí? ¿No será …? ¡Mírame y dime  que no! ¡ dime que no, que lo mato!

-El Jabberwock,  musitó ella, mirando para otro  lado, pero ha sido sin querer,

¡Sin querer! ¡SIN QUERER!, Donde está ese..

-Que no, Charlie, que no, que tenía una pesadilla, se revolvió y no sabía lo que hacía. Si luego se ha llevado más susto él… de verdad, no te enfades

-Pues, ya le vale. Y tú, reina, a  ver si lo acostumbras a dejar de dormir contigo, que  ni que fuera un gatito.

– Nunca he tenido un gato. Los he visto en los libros. Cuidar el Delta da bastante trabajo ¿Son  fáciles de criar?. ¿Son muy grandes?  ¿Qué comen?

– Vamos a hacer una cosa. Si me prometes educar mejor a ese…. jodío bicho

– Jabberwock, se llama Jabberwock. No te metas con él, que  son muy sensibles, a ver si te oye, se acueva, y la tenemos

-¿ya-ber-guóz?, si me prometes que el yaberguóz o como se llame, tendrá su propia hura, el próximo viaje te traigo un gato chico. Acostumbrada a ese… yaberleches,  criarlo te va a parecer un juego de niños….

(CONTINUARÁ)


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Soneto de lo seco, con estrambote dry

No me sirvió ni lluvia ni amargura

ni rechinar, ni pozo, ni costado

No me sirvió arrebol, torcaz, rodado

no me sirvió la hiel de la locura

Supe de mi muy poco,  rúa oscura

busqué palabras con que acariciarte

tejí, deshice, esperé sentada

convertí la paciencia en todo un arte

No me sirvió ratón, ya me roía

quería otras palabras otras, otras

pensaba en las palabras, no sabía

Paraguas fue llover, vela fue cera

baticola y yembé fueron muy lejos

y arroyo dejó paso a torrentera

No encuentro la simiente

Perdí el troqueo, el yambo, la balada

acudí al pozo, y no había nada


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En modo Gruyère

Desde que leí la última noticia sobre los agujeros negros, no hago más que pensarlo. Llevamos demasiado tiempo concentrados en ahondar en nuestros respectivos sumideros de energía, metidos hasta el cuello en la poza, empeñados en vivir lo que nos quede embreados, apegotados, chiclosos, tristes. Ayer mismo me decía David Magriñá, que el problema de muchos está en saber si fuera de la negrura, habrá espacio o no. Yo no lo sé, me digo. Solo la fé en que hay algo más que esta psicosis colectiva, me anima a mirar más allá. A mi alrededor, mis semejantes parecen obsesionados por demostrarse, los unos a los otros, que no existe un agujero negro, sino cientos, tal vez miles. Una imparable plaga de agujeros, cuya única meta es horadarnos la enjundia para hacernos vivir por siempre en la estrechez sin sentido que queda entre una rotura y otra, aplastados y oliendo a rancio. En modo Emmental .

Me niego a conformarme con la miseria fermentada. Ahí fuera, tiene que haber algo más que tinieblas. Queso sin agujeros o con burbujas  redondas y cremosas, de medio a un centímetro, pero sin   resquebrajaduras. En modo Gruyère. Que parece lo mismito que su primo, pero ni de lejos. Quiero la densidad, la anchura y la largura de mi tiempo. Quiero las curvas del espacio. Hasta las rectas querría, en caso de encontrarlas.

En modo Gruyère. Otros universos son posibles.  Los quiero. Ya


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Todo cuerpo…

Cuando el ángel llegó; me pilló, como siempre, entre dos lugares. No le importó demasiado -a los ángeles les basta una ventana o un antojo en la piel para ubicarse-

-¿Dónde estás? me preguntó sin prisas, en un alarde socrático que en el fondo, me removió un poco.

-Todavía no lo sé, le respondí, como hago cuando descubro que mi única certeza es el ahora.

En ese momento, el ángel extendió una mano. Súbitamente el tiempo se hizo burbuja. El dolor dejó de existir. Me sentí mecer, como cuando estamos dormidos y parece que vamos a caernos; sólo que esta vez no hubo caída, sino una especie de balanceo similar a la sensación de dejarse ir en una piscina.

Estoy convencida de que a Arquímedes lo visitó un espíritu desesperado por la incapacidad humana de ponerle palabras a algunos hechos. Debió ser una noche como ésta: el ángel armónico, con una pierna todavía en el alféizar, le tocaría los labios, y el griego, iluminado, soltaría su frase llena de enjundia, capaz de colmar la avaricia de un rey, sin saber que; un día, una mujer vilano desearía flotar más que nada en el mundo y seguir siendo una ignorante en cuestión de Física.


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Te levantaste, mar

Te levantaste, mar

única puerta

muss es sein

ha de ser

debe ser

Es el mar

que es ¿mar?

¿Sólo?

¿Y hacia dónde fueron las llaves, las escalas, las Itacas,

y las sirenas mudas?

¿Y los besos de sal?

¿Y las arenasprisatantemprano?

Te has levantado, mar

hacia el oeste

muss es sein

ha de ser

debe ser

¡ES!

el

     mar

Hay un viento del sur 

que no se agota

Nunca te quise mío, mar

por eso vuelves

muss es sein

ha de ser

debe ser

Eres

mar 

 


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Un árbol solo

Un árbol

solo

es más solo en otoño

Tiemblan  hojas

El aire, por un segundo quieto,

se deshace

Hay jirones de luz entre las ramas

El cielo está preñado

contenido

Todavía no llueve…

Mientras tanto

Otros árboles solos

al lado del primero

descubren que es más solo

ser árbol en otoño

Huele a polvo de hojas

 

 


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Tríptico de la ausencia

I

Ay amor

Si pudieras

quedarte sólo un poco

acariciarme el pie

o el hueco de la mano

Son oscuros mis pechos

ojos  de soledad  adormecida

2

Benny & Joon

Joon esperó

Había pintado una flor en su tobillo

cambiado algunos muebles…

Esperaba descalza, oliendo los rincones

Aguardaba

En medio de su ombligo

aulló un perro  sin amo

Sam no llegaría

«Regaré las macetas»

-se dijo-

Y derramó peces en el fregadero

y al lado del café y cerca de su cara ydebajo de la mesa y en las servilletas y junto a los clavos y en los panecillos que bailan charleskeaton

Y en un cristal

roto,

«You go to my head»

se arañó la pena

Cuando Benny volviese,

como vuelven, los hermanos mayores de película,

-siempre tarde-

estaría sentada

viendo arder la casa

Sam se habría ido

III

Algún día

existirá un abrazo a prueba de distancia

donde vayan escritos olivos como puños

mordiscos como caricias

tatuajes como besos

No se podrá vender

-nunca tuvo almonedas la ausencia-

Hasta entonces

prepararé tu cama y la comida

y anegaré las camisas mientras bailo

como si fuera fiesta

-será como volverte a casa-

Y habrá trenzas y roldanas de pozos

en todos los caminos

Y todos los manzanos susurrarán tu nombre

Y el río de lo lejos fluirá, ciego y sonámbulo


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El Sahel. Señores, ya nos vale.

Señores, ya nos vale. Otra vez el Sahel, otra vez África, otra vez el mundo clamando por una solución que es factible, previsible, sencilla y que no se adopta por puro buitrerío. El Sahel grita, África grita. Y  Haití. Y Lorca.Y Filipinas. Y  Pakistán y….
El mundo entero está lleno de dolor.
En el colegio público de mi pueblo hay unos cuantos niños, unos 8 de los 17 que vienen en transporte , que pueden comer decentemente gracias a que tienen beca de comedor. ¿Qué va a pasar con ellos ahora que acaba el cole? Ni lo sabemos.
   España, con 1.700.000 familias en las que ninguno de sus miembros trabaja, ya está alcanzando cifras alarmantes en pobreza infantil.  No obstante, a pesar de todo esto, estamos en  España. El primer mundo, soberbio y desafiante.
Cáritas, está cubriendo muchas lagunas del llamado estado del bienestar, mientras en las casas seguimos tirando la comida, la ropa, el calzado, el agua y la energía, “como si tuvieramos una vida de repuesto” que diría  D. Hammet. Por su parte las familias y dentro de ellas,  los abuelos a los que antes mandábamos a los asilos  o aparcábamos en hospitales o en gasolineras para irnos al Caribe,  ahora constituyen  «el tejido social de toda la vida», todavía resistente a la histeria de nuevos ricos que nos asaltó en las pasadas décadas. Y se nota.
Ahora los españoles volvemos a recordar -algunos- que somos de pueblo. Y tan bien que nos viene.
Dentro y fuera de España, organizaciones de todos los pelos y colores se preocupan por el bienestar de los niños. Sucede desde antes de lo que puedo recordar. Es bueno. E insuficiente.
Ya lo he recordado en alguna otra ocasión, pero cada vez que tenemos una hambruna encima me viene a la memoria, como si fuera ahora, el enorme impacto mediático de los  conciertos que se organizaron en los 80 a beneficio de África. Millones invertidos en seguridad, Estadios llenos en el Reino Unido y Norteamérica, ríos de dólares. Los mejores y mayores artistas del momento, con Bob Geldoff a la cabeza . We are the World we are the Children…. emocionante, inmenso… Vacío.
Las cuentas corrientes de los famosos solidarios siguen llenas. Las bocas de los niños muertos por entonces, esperan a las de los de ahora, y dicen lo mismo. VERGÜENZA.
Necesitamos un cambio. El mundo que tenemos es una olla demasiado podrida para dejársela así a nuestros hijos. Señores, ya nos vale. El Sahel


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Desmedido del zíngaro Carl Phillip Emmanuel, Heinrich Weiss, alias Sir Henry White, alias El Blanco.

A Enrique Blanco Rodríguez,  Zíngaro jefe, que tiene sangre de reyes en la parma de la mano.  (Broma en varios despropósitos) Allegro, ma non troppo.

Carl Phillip

Emmanuel

nunca ha existido

Sólo era un mito

un bulo

una quimera…

El zíngaro CarlPhillip

nació ya viejo

un día

debajo de una encina

en primavera

Su madre , cuando lo vió

pensó ¡vaya un pispajo!

y dijo:

«He parío un hombre,

¡Dadle un sombrero!»

Su padre….

Su padre le dió un libro,

La Odisea

y una guitarra

que le hirió los dedos

para siempre

-Al payo,

que se la vendió

todavía lo busca

su gente,

en los caminos-

Lo llamaron CarlPhillip

CarlPhillip Emmanuel

como al primo

de un primo de su abuela

Veturia Puceanu

que era romí

zíngara de Brashov

y que adoraba

La Viena de FranzJoseph,  a

Sissí,

y a un tal  Yojansebástianbáj,

(nunca se supo cómo)

Un caso extraño este

el del CarlPhillip

Ya lo dijo Franz Liszt

viéndolo un día

sacándole a un violín las asaduras

«Ese gitano

toca como yo nunca podré

ni soñar,

toca la  esencia»

Franz Liszt se deprimió -como solía-

y se volvió a su tierra

hablándoles a todos del

zíngaro Carl Phillip

de tal modo y manera

que su madre le dijo:

«Algo habrás hecho

te vienen a buscar

¡válgame el cielo!

Yo a tí no te conozco

¡Carretera!»

Y el CarlPhillip se fue,

agarró su cayado,

su guitarra

su manta

y su Odisea

-o su Iliada, no sé-

y embarcó, Danubio arriba

donde le dicen Dónau

al Dúnere

Y de allí, fué

tornó

volvió a ir

cambió de nombre

se bautizó diez veces

Weiss en Hamburgo

Msieur Henry en Marsella

Sir Henry White en Portsmouth

Y en la Habana….

En la Habana, señores

era «El Blanco»

Enrique el Blanco era

cuando un día

lo tropecé

en el puente de Triana

rodeado de azahar,

guitarra en mano

tocándole a Estrellita

la gitana

lo que le vino en gana

Ella cantaba

«Por debajo del puente

de Palomaaareees»

y él, nómada y galante

la seguía

de buleria

al tango

por

soleares

¿Carl Phillip?

Pregunté.

¿Eres Carl Phillip

Emmanuel,

el violinista zíngaro

el de Liszt?

¿Qué dishe usté  de lijm ni chij , ni mij?

Yo , Felih vivo,

Manué es mi primo,

er primo de mi Ehtreya

y violinihta, sí ,

Er compadre Antonio,

toca er violóng

yo

zólo la guitarra

Me dijo,

Y añadió ¿Ese Lih, no zerá, argún tío dusté?

«No, caballero»

respondí como pude

-vi una faca

brillar en su talega-

Poj le dise usté al Lij o a quien proseda

«Carl Phillip Emmanuel

nunca existió

fue un embuhte

un bulo

una quimera»

-Así lo haré, Sir Henry

-«Dioh lo quiera,»

me respondió

tendiéndome una mano

rota

de heridas

de guitarra vieja…


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El arte de olvidar

El arte de olvidar

Intento las caras desafiándome

No me asustan los ruidos ¿ves? No hay miedo ¡Tengo grandes recursos!

Y luego escribo cartas, dos veces,

para que no se me note

que al pisar una hoja seca

retrocedí, mirando a los lados

Para que no sepan

que al fregar la vajilla,

me han crecido burbujas en las sienes

Y que, al limpiar el espejo,

me he dado cuenta de que

otra vez no he podido…


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Principios

He revuelto los terrones del alma

la roldana del pozo de la memoria

las acequias sin sed de los recuerdos

buscando una escalera

o una llave

con que bajar

de mi árbol

de preguntas

Cuando llegaba

por el vestido nuevo;

justo a la vuelta

de las manos

de todas

las Teresas,

descubrí

los latidos

de un corazón común

raíz de todo.


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Ser de arena

Ser de arena
hundirse bajo el peso de los cuerpos de otros
de los pies de otros
de la otra arena duna
Imparable
Avanzada
Desierta
Llenar ombligos
Burlarse del sapo y del cangrejo
incomodar botas

Pedir otra ola
Y otra
abandonarse surcos
poblar las grietas esperadas

Huir por la cintura de un reloj
de prisa
de las rendijas de tus dedos


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La pecera

La peceraLas bedelas del edificio en el que trabajo se aburren en su garita, que es como una gran pecera de controlar el mundo. De vez en cuando, levantan los ojos de la revista o del crucigrama y miran con profesional desconfianza al incauto de turno, que ha decidido escoger -precisamente- la puerta que a ellas les toca vigilar. A nuestro bloque se accede, en su entrada principal , por una gran puerta enrejada, con dos hojas. Cada día, el juego consiste en adivinar cuál de las dos hojas será la que está abierta, para no darse de narices contra el enrejado mientras la bedela de servicio contempla impasible los movimientos de rata de laberinto de una servidora.-A veces juraría que experimentan con nosotras-

La tarea es complicada, si tenemos en cuenta que las porteras son dos o tres, si no me equivoco –esa uniformidad suya me hace difícil distinguirlas- y que cada una de ellas parece optar por un lado de la puerta según tenga el día. Estas sirenas de secano, chicas Almodóvar fetén, expertas en jugar a lo impredecible y en el dominio de las cuatrocientas veintiuna maneras de decir ¡no! sin pestañear, tienen, en su tanque de langostas, un póster de un héroe-de-telenovela-todo-apolíneo–ojos-azúuuules, de esos con nombre puertaventana. En su juventud, colgaban en su habitación fotos de Los Pecos y ya se sabe: “quien tuvo…”. De vez en cuando, alguna se olvida del crucigrama o de la revista y, como quien no quiere la cosa, le lanza al galán miradas llenas de arrobo, mientras las chicas de la limpieza terminan de barrer el hall….


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Los zíngaros han vuelto

Mi hermana, la muy honorable Princesa Bruja Traspiés de Sin Preguntas- sostiene la teoría de que soy un ser con suerte. Ya se sabe; tengo dos ángeles custodios, uno por si falla el otro, y eso marca. Traspiés, que comparte conmigo carga genética y es, por tanto, una inefable contadora de historias mil, dice a todo el que la quiere oir, que si un día me perdiese en el Polo Norte, a los pocos minutos, una caravana de zíngaros que casualmente pasaría por allí, me salvaría.

Lo cierto es que ahí están. Aparecen siempre que los necesito. Adoptan múltiples formas. Creo en ellos, los quiero y ellos me quieren a mi. Prefiero llamarlos  providencia, dado que casi  siempre he ido por el mundo a la buena de Dios. En todo caso, acuden, nos olemos, nos reconocemos y siempre, siempre, me traen regalos.

Este espacio es uno de ellos. Y el zíngaro de todos los zíngaros que en el mundo han sido, me lo ha regalado con toda la delicadeza de que es capaz. Maestro Enrique Blanco Rodríguez, músico, nómada, generoso y galante.  Gracias y a más ver,  al borde de cualquier camino.

También debo todo esto Marian, por ser y por estar  Y mis compadres Antonio y Chús, que son mi familia no biológica., Colt, At, Deli ,Jabbs Isi. Zíngaros todos. Gracias


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Miedo

La sombra del abrigo
en el armario
era un vampiro
Tápame la cabeza mamá
que viene el miedo
Había un monstruo
grande tras la puerta
Dame tu camiseta
con olor a mamá
Dame la goma
de borrar pesadillas
No te olvides del beso
y de la canción
Tápame el corazón, mamá
que viene el miedo
Cuéntame cuentos de reirse mucho
y déjame una luz en la escalera
Tápame todo, mamá, que
viene el miedo.


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El cristal del balcón

El cristal
del balcón
tiene una niña sola
sola ve a los demás
pasan
juegan
se ríen
ella
vive
sola
en la casa grande
Nadie se le acerca
Ella
ve pasar los días
Cuando llueve
ve pasar paraguas
El
cristal
del balcón
tiene
una silla de ruedas


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La abuela superhéroa

Mi abuela es superhéroa
tiene capa dorada
la vi yo
y minifalda
y botas
de hacer el bien

Cuando nos vamos
disimula por casa
Y luego
¡zás!
Hace todas las cosas
que hacen las superhéroas
y algunas más
Ayuda a otras abuelas
salva gatos
y fabrica pasteles antisusto
para cuando volvemos de la escuela

Mi abuela es superhéroa
Si regresamos,
en cosa de segundos
se transforma
se hace la despistada
olvida
nos cura los raspones
con tiritas y besos
y nos da bocadillos
de jamón con tomate

Pero yo sé -lo sé-
que tiene el uniforme
guardado en la maleta

Mi abuela es superhéroa…


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Nana para dormir monstruos

Duérmete niño lobo
quédate quieto,
que los niños del pueblo
ya están durmiendo

La luna llena
cuida a los niños lobos
que están sin cena

Duérmete niño-ogro
duerme en tu hura
que tu madre la ogresa
mece la cuna

Que los ogritos
van a la misma escuela
que Pulgarcito

Duérmete, dragoncete
duerme en la cueva
tu manta es un tesoro
de oro y de perlas

Con tus ronquidos
se calientan las hadas
que tienen frío

Duérmete fantasmito
deja los sustos
que tu risa sin boca
asusta mucho

En los espejos
se esfuman los vampiros
que vuelan lejos.


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Mi abuelo tenía

Mi abuelo tenía
palabras muy grandes
menester, respeto,
surco, tajadera
y otras más pequeñas
para hablar conmigo
cado, anís,simiente,
cotenas, mostillo…

Mi abuelo tenía
las manos callosas
la frente arrugada
el pelo muy blanco
y un modo muy suyo de
cuidar lo vivo

Mi abuelo tenía
una voz rasgada
un pañuelo limpio
ojos que miraban
dentro de la gente
y la magia grande
de los huevos fritos

Mi abuelo tenía
un coche muy viejo
un cuento olvidado
una pena honda
un trozo de cuerda
y tres caramelos,
siempre, en los bolsillos.


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Señor Ratón Pérez (de 0 a cinco años) walshoide

Señor Ratón Pérez
yo tengo un problema
¡Se me cayó el diente
por la canalera!
Yo lo había guardado,
en la servilleta,
quería lavarlo
ponerlo en la mesa
dejarlo a la vista,
para que vinieras
Señor Ratón Pérez
yo tengo un problema
porque si no hay diente…
¡adiós mi moneda!
Lo tragó el desagüe
por la canalera…

Dice la tía Charo
que en las bibliotecas
hay ratones sabios
que arreglan las cuentas
¡quien sabe si alguno
me lo trae de vuelta!…
Se me fue, mi diente,
por la canalera…

Tú que sabes todo
¿sabrás que es el mío?
¿me tendrás en cuenta?
¿me castigarás, igual
que a la abuela,
a dejar los dientes
en una cajita
 con una tableta?

Se reirá mi hermana…
¡Se armará una buena!
pareceré un gnomo
daré mucha pena…

He perdido el diente,
lo siento, de veras
¡Se me escurrió solo
por la canalera!

Señor Ratón Pérez
yo tengo un problema….
Si aparece el diente
¡te pongo galletas!


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Lucidez o balada de quien lo tenía todo claro

Poseyó la consciencia
la claridad
lo pleno
Se adentró en lo brillante
reptó por el absurdo
Administró verdades
excavó los deseos
extinguió sabiamente
toda sombra de duda
Y cuando se agotaba su
reserva de angustia
devoró a la cordura
a golpe de presente.


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Había buena mar, era temprano. (sobre dibujo de M. Tamariz)

Iubira se extrañó. Había amanecido hacía un par de horas; sin embargo, allá al fondo, a poniente, brillaba algo que no era el sol. Se distinguía bien, aún sin catalejo. Parecía tener forma de de túnel y acababa en una masa terrosa,de un material que no conseguía apreciar. «¿Serían imaginaciones suyas o es que por fin había llegado el asteroide del que tanto hablaban las Mim?»
Calculó sus posibilidades. «Aquello» debía estar como máximo a unas tres millas. Había buena mar, era temprano….Sin pensarlo más, saltó al esquife que usaba para ir a la cala del nácar y puso rumbo oeste. Mientras corregía la botavara, se le erizó la piel de la espalda. Nunca había navegado en esa dirección…


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La reina y la mendiga

La reina y la mendiga
comparten corazón
-casi lo saben-
La reina pide;
la mendiga, da
Las dos se asoman,
de vez en cuando,
al mismo viejo pozo
Se tocan con un dedo
lloran hasta la hiel
se ríen solas
cierran la misma puerta
y luego
La reina pide
la mendiga
da


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Silencio

Lo único real es el silencio
las palabras me cansan
¿Cuántas he dicho ya?
Volveré a ellas
una y otra vez
y otra
desde lo quieto
-mudo, el pozo de palabras-
para escribirlas
de nuevo
y arrancarme a mordiscos
el sello de la boca
que ya no me hace falta
pues lo único real es el silencio


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Sé lo que dices

Sé lo que dices

y lo que te callas;

Recorro con los dedos

tus arrugas

por saberte todavía

y aún todavía,

beso;

Miro,

te veo todo en ti;

No necesito

oídos, ojos, mente;

Alma sola

me basta

para llegar al mismo

centro tuyo

No temo nada ya

-tengo la esencia-

Sonrío y lloro mucho

¡me abres la corteza en puras migas!

Y- ¿sabes?-

cuando me despierto por las noches

sigo escuchando, extrañas,

absurdas,

luminosas

canciones de amor,

para un amor sin ruido


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Lunas llenas del alma

Nunca tuve sosiego
y si lo tuve
lo confundí pronto con el chocolate
o con la bici de cuando fui buena

Busqué donde no había
quise mucho
Me dejé la inocencia
hecha un guiñapo
a las puertas de un tango que era de otros
y creí merecer lo que tenía
¡Dos y dos eran cuatro en todas partes!

Y sin embargo; ahora,
hoy ,que ando a tientas, casi
que no sé de raíces porque el suelo
parece hecho de algodón de azúcar
Tengo el alma temblando en lunas llenas
Y nada, nada más, nada más nada.


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La piel

La piel es un extraño órgano vivo
que transita a su antojo en las afueras
de un cerebro
maltrecho de repliegues
y regresa, voraz e irresponsable
para inundarlo todo sin remedio
Si no es así
¿como explicar entonces
que el hecho de tocarte
arrastre mis neuronas en cascada;
o que rozar tu mente sea
tan devastador
como preciso?
No quisiera entender lo que sucede
solo sé que estoy viva
y que es el tacto
un sinsentido dulce
y doloroso;

O un dulce

y doloroso

sinsentido…